Decisión nº 126 de Juzgado Decimo Noveno de Municipio de Caracas, de 21 de Mayo de 2013

Fecha de Resolución21 de Mayo de 2013
EmisorJuzgado Decimo Noveno de Municipio
PonenteCesar Luis Gonzalez Prato
ProcedimientoCumplimiento De Contrato De Opcion De Compra Venta

República Bolivariana de Venezuela

En su Nombre

Juzgado Décimo Noveno de Municipio de la Circunscripción Judicial

del Área Metropolitana de Caracas

PARTE ACTORA: R.D.M.R., venezolana, mayor de edad, de este domicilio y titular de la cédula de identidad Nº 11.198.791.

APODERADOS JUDICIALES DE LA PARTE ACTORA: M.T.M., I.B.L. y H.S.V., venezolanos, mayores de edad, de este domicilio, abogados en ejercicio, titulares de las cédulas de identidad Nros. 6.823.211, 10.515.911 y 18.364.078, e inscritos en el Inpreabogado bajo los Nros. 36.229, 55.638 y 142.564, respectivamente.

PARTE DEMANDADA: M.d.J.N.d.A. y L.J.N.A., venezolanas, mayores de edad, de este domicilio, y titulares de las cédulas de identidad Nros. 3.967.242 y 5.223.119, respectivamente.

MOTIVO: Cumplimiento de Contrato de Opción de Compra-Venta.

En fecha 13.05.2013, se recibió ante la Secretaría de este Tribunal, previo al trámite administrativo de distribución de expedientes efectuado por la Unidad de Recepción y Distribución de Documentos del Circuito Judicial Civil de los Juzgados de Municipio del Área Metropolitana de Caracas, el escrito de demanda presentado por los abogados M.T.M., I.B.L. y H.S.V., actuando con el carácter de apoderados judiciales de la ciudadana R.D.M.R., contentivo de la pretensión de cumplimiento de contrato deducida en contra de las ciudadanas M.d.J.N.d.A. y L.J.N.A..

En tal virtud, este Tribunal procede de seguida a verificar los presupuestos de admisibilidad de la demanda elevada a su conocimiento, con base en las consideraciones que se esgrimen a continuación:

-I-

FUNDAMENTO DE LA PRETENSIÓN

Los abogados M.T.M., I.B.L. y H.S.V., actuando con el carácter de apoderados judiciales de la ciudadana R.D.M.R., en el escrito de demanda sostuvieron lo siguiente:

Que, su representada suscribió un contrato de opción de compra venta con las ciudadanas M.d.J.N.d.A. y L.J.N.A., por ante la Notaría Pública Cuarta del Municipio Baruta del Estado Miranda, en fecha 10.10.2012, bajo el N° 40, Tomo 154, de los Libros de Autenticaciones llevados por esa Notaría, el cual tiene como objeto el bien inmueble constituido por el apartamento N° 0604, situado en el piso 06 del Edificio N° 06 del Conjunto Residencial Mucuritas (Terraza G), ubicado en la Urbanización J.A.P. (UD-4), Caricuao, Parroquia Antímano, Municipio Libertador del Distrito Capital.

Que, el precio fue pactado en la cantidad de quinientos sesenta mil bolívares (Bs. 560.000,oo), la cual sería pagada de la forma siguiente: la cantidad de ciento ochenta mil cuarenta bolívares (Bs. 180.040,oo), correspondiente al treinta y dos con quince por ciento (32,15%) del precio total, en esa misma fecha y la diferencia al momento de la protocolización del documento de venta.

Que, las partes pactaron la protocolización del contrato de venta en un plazo de ciento cincuenta (150) días, mientras que las vendedoras se obligaron a entregar las solvencias de derecho de frente, Hidrocapital, aseo y relleno sanitario, así como sus registros de información fiscal personales, con treinta (30) días de anticipación a la firma del contrato de venta ante el Registro Público.

Que, su representada procedió a introducir la solicitud y todos los recaudos requeridos para el otorgamiento del crédito hipotecario dentro de los plazos fijados por las instituciones bancarias, a los fines de pagar el saldo del precio convenido para la venta, es decir, la cantidad de trescientos setenta y nueve mil novecientos sesenta bolívares (Bs. 379.960,oo).

Que, en fecha 21.02.2013, fue publicada en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 40.115, la Resolución N° 11, dictada por el Ministerio para el Poder Popular de Vivienda y Hábitat, el día 05.02.2013, donde expresamente se dispuso en sus artículos 1 y 4, los supuestos previstos para la ejecución de cláusulas penales o aumento del precio de inmueble dados en opción de compra-venta, dejando expresamente por sentado que cuando el retardo fuera imputable a un tercero, no podría ejecutarse la cláusula penal o establecer aumentos al precio del inmueble, cuya resolución aplica a su mandante, por cuanto la opción de compra-venta se encontraba vigente y no existía incumplimiento de su parte, por lo cual se hizo acreedora de esos derechos.

Que, en fecha 07.03.2013, encontrándose dentro del lapso previsto en el contrato de opción de compra-venta, su mandante fue notificada de la decisión del Comité del Banco Bicentenario, Banco Universal, de fecha 05.03.2013, acerca del otorgamiento del crédito hipotecario por la cantidad de trescientos setenta y nueve mil novecientos sesenta bolívares (Bs. 379.960,oo), informando sobre ese hecho a la parte demandada.

Que, el día 08.04.2013, su representada procedió a entregar las solvencias y el contrato de venta dado por el Banco Bicentenario, Banco Universal, ante el Registro Público del Tercer Circuito del Municipio Libertador del Distrito Capital, quien fijó la fecha de la firma para el día 11.04.2013, siendo posteriormente devuelto dicho contrato redactado por el referido banco debido a errores materiales, consignándose el contrato corregido, fijándose inicialmente su firma para el día 18.04.2013 y luego para el día 25.04.2013.

Que, el Banco Bicentenario, Banco Universal, libró dos (02) cheques, uno para cada propietaria, por la cantidad de ciento ochenta y nueve mil ochocientos noventa bolívares (Bs. 189.890,oo), que en su conjunto totalizan la cantidad de trescientos setenta y nueve mil novecientos sesenta bolívares (Bs. 379.960,oo).

Que, el día de la firma las vendedoras no comparecieron, informando a su representada que no venderían por el precio pactado, sino que aspiraban un incremento de ciento ochenta mil bolívares (Bs. 180.000,oo) adicionales, pues de lo contrario dejarían sin efecto el negocio.

Fundamentaron jurídicamente la pretensión deducida por su representada en los artículos 1.159, 1.160, 1.167 y 1.264 del Código Civil.

En tal virtud, la ciudadana R.D.M.R., procedió a demandar a las ciudadanas M.d.J.N.d.A. y L.J.N.A., para que conviniesen o en su defecto, fuese condenadas por este Tribunal, en primer lugar, el cumplimiento del contrato de opción de compra-venta; en segundo lugar, en que sea ordenado el otorgamiento del documento definitivo de venta del inmueble identificado en líneas anteriores; en tercer lugar; en que sean condenadas a recibir el saldo del precio convenido para la venta, es decir, la cantidad de trescientos setenta y nueve mil novecientos sesenta bolívares (Bs. 379.960,oo); y, en cuarto lugar, en el pago de las costas procesales.

-II-

CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Planteada en estos términos la petición propuesta por la accionante, procede este Tribunal a pronunciarse respecto a los presupuestos de admisibilidad de la misma, previas las consideraciones siguientes:

El proceso, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, constituye el instrumento fundamental para la realización de la Justicia, la cual ha sido concebida como un valor superior de nuestro ordenamiento jurídico y de la actuación de los órganos que conforman el poder público, según lo preceptuado en el artículo 2 ejúsdem.

Por su parte, la acción comprende la posibilidad jurídico constitucional que tiene toda persona de acceder a los órganos de administración de justicia para hacer valer sus pretendidos derechos e intereses en tutela de los mismos, como así lo garantiza el artículo 26 constitucional. Por lo tanto, la acción es conferida por la constitución y la ley a los particulares en consideración de una pretensión preexistente y simplemente afirmada, independientemente de la circunstancia de que la reclamación invocada sea reconocida con posterioridad como realmente existente o no por la autoridad judicial, ya que la misma siempre existirá cuando se alegue un interés jurídicamente tutelado y afirmado como existente, siendo la pretensión la que fenece cuando se origina la determinación que impone el órgano jurisdiccional al momento de emitir su dictamen, en cuanto al reconocimiento o su rechazo, de modo que ella se pone de manifiesto en la demanda, donde se expresan todos aquellos alegatos tanto fácticos como jurídicos que justifican la reclamación invocada y con la cual se ejercita la acción.

Así pues, la demanda constituye “…un acto de declaración de voluntad introductivo y de postulación, que sirve de instrumento para el ejercicio de la acción y la afirmación de la pretensión, con el fin de obtener la aplicación de la voluntad concreta de la Ley, por una sentencia favorable y mediante un juicio, en un acto determinado…”. (Devis Echandía, Hernando. Acción y Pretensión. Separata de la Revista de Derecho Procesal, Madrid, abril-junio de 1.996)

En tal virtud, una vez presentada la demanda, se requiere que el demandante dilucide la pretensión allí contenida conforme a los mecanismos idóneos y eficaces legalmente establecidos, toda vez que a tenor de lo dispuesto en artículo 341 del Código de Procedimiento Civil, el Tribunal admitirá la demanda (i) si no es contraria al orden público, (ii) a las buenas costumbres o (iii) a alguna disposición expresa de la Ley.

En cuanto a la noción de orden público, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia N° 2137, dictada en fecha 29.08.2002, con ponencia del Magistrado Antonio García García (†), expediente N° 02-0088, caso: J.R.E., apuntó lo siguiente:

…es menester indicar que el orden público es un concepto jurídico indeterminado acerca de lo que es fundamental para la subsistencia del Estado de Derecho y de la convivencia social, cuyos límites son trazados por la apreciación del colectivo y concretados a través del juez. Es por ello, que dicha noción no puede ser dividida en absoluta o relativa, dado que es el último punto de referencia a la que acude el Juez para determinar lo ajustado a derecho de una actuación.

Por tanto, el orden público se encuentra en todo aquello que trascienda al interés particular y afecte el colectivo o las instituciones sociales…

. (Subrayado y negrillas del Tribunal)

Al unísono, en lo que respecta a la noción de buenas costumbres, la misma Sala Constitucional, en sentencia N° 85, dictada en fecha 24.01.2002, con ponencia del Magistrado Jesús Eduardo Cabrera Romero, expediente N° 01-1274, caso: Asodeviprilara, determinó lo siguiente:

…Así como la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario, señala una serie de normas para salvaguardar al consumidor (latu sensu), las cuales a veces regulan hasta las menciones de los contratos (artículos 19, 20 y 21); igualmente, normas que establecen con claridad la manera de actuar, pueden ser entendidas como protectivas de los seres humanos, de la convivencia, y ellas atienden mas a la protección de las buenas costumbres que a la del orden público.

Las buenas costumbres, atienden a un concepto jurídico indeterminado ligado a la realidad social, y por ello el concepto varia en el tiempo y en el espacio, y con relación a determinados tipos de negocios o actos públicos…

. (Subrayado y negrillas del Tribunal)

Y, en relación con el supuesto concerniente a que la demanda no sea contraria a alguna disposición expresa de la ley, la Sala Constitucional, en sentencia N° 776, dictada en fecha 18.05.2001, con ponencia del Magistrado Jesús Eduardo Cabrera Romero, expediente N° 00-2055, caso: R.E.M.P., sostuvo:

…El artículo 26 de la vigente Constitución establece como derecho constitucional el acceso de las personas a la justicia. Tal acceso, conforme a la letra del mismo artículo, se hace mediante el proceso (lo que se denota de la frase de la norma sin formalismos o reposiciones inútiles), por lo que se trata de un acceso doble, ya que él no sólo corresponde a los demandantes sino a los demandados. Siendo el camino el proceso, las personas ejercerán su derecho mediante la acción, por lo que si ésta no existe o es inadmisible, el acceso efectivamente tiene lugar, pero el órgano jurisdiccional inadmite la acción, por lo que no toca el fondo de la pretensión.

En consecuencia, tal rechazo de la acción no significa una negativa al derecho de acceso a la justicia, ya que es el resultado de una declaración jurisdiccional, y se trata de un juzgamiento sobre la existencia del derecho de acción.

La acción está sujeta al cumplimiento de una serie de requisitos de existencia y validez, que al constatarse su incumplimiento, la hacen rechazable. Algunos de ellos los señala la ley, mientras que otros provienen de los principios generales del derecho.

En sentido general, la acción es inadmisible:

1) Cuando la ley expresamente la prohíbe, tal como lo prevé el artículo 346, ordinal 11° del Código de Procedimiento Civil.

2) Cuando la ley expresamente exige determinadas causales para su ejercicio, y éstas no se alegan (artículo 346 ordinal 11º ya señalado).

3) Cuando la acción no cumple con los requisitos de existencia o validez que la ley o los principios generales del derecho procesal le exigen. Ante estos incumplimientos, la acción debe ser rechazada. Ello sucede, por ejemplo, cuando en el demandante o en el demandado no existe interés procesal, y por tanto, no hay necesidad de acudir a la vía judicial, para que mediante la sentencia se reconozca un derecho; o para evitar un daño injusto, personal o colectivo; o cuando la decisión judicial no puede variar la situación jurídica que tenían las partes antes del proceso…

. (Subrayado y negrillas del Tribunal)

En consonancia con lo anterior y al deber del Juez de verificar los presupuestos de admisibilidad de la demanda en la oportunidad de su admisión, en virtud del principio de conducción judicial al proceso, consagrado en el artículo 14 del Código de Procedimiento Civil, la Sala Constitucional, en sentencia Nº 779, dictada en fecha 10.04.2002, con ponencia del Magistrado Antonio García García (†), caso: Materiales MCL C.A., precisó lo siguiente:

…esta Sala considera necesario precisar que, de acuerdo con el artículo 14 del Código de Procedimiento Civil, el juez es el director del proceso y debe impulsarlo de oficio hasta su conclusión, a menos que la causa esté en suspenso por algún motivo legal. No obstante, este principio ya se anticipa en el artículo 11 eiusdem, donde como excepción al principio del impulso procesal, se permite actuar al Juez de oficio cuando la ley lo autorice o cuando en resguardo del orden público o de las buenas costumbres sea necesario dictar alguna providencia legal, aunque no lo soliciten las partes.

Ahora bien, la aplicación del principio de la conducción judicial al proceso no se limita a la sola formal condición del proceso en el sucederse de las diferentes etapas del mismo, sino que él encuentra aplicación provechosa en la labor que debe realizar el juez para evidenciar, sin que se requiera la prestancia de parte, los vicios en la satisfacción de los presupuestos procesales, o cuando evidencie, también de oficio, la inexistencia del derecho de acción en el demandante en los casos en que la acción haya caducado, o respecto a la controversia propuesta se haya producido el efecto de la cosa juzgada o cuando para hacer valer una pretensión determinada se invoquen razones distintas a las que la ley señala para su procedencia o cuando la ley prohíba expresamente la acción propuesta. Todos estos actos están íntimamente ligados a la conducción del proceso, ya que si no se satisfacen los presupuestos procesales no nace la obligación en el juez de prestar la función jurisdiccional para resolver la controversia propuesta.

En tal sentido, considera esta Sala que si nuestro ordenamiento jurídico establece que la relación jurídica procesal debe constituirse válidamente satisfaciendo las formalidades que la ley determina, sólo después de que se haya depurado el proceso de cualquier vicio que afecte la válida constitución de la relación procesal o la haga inexistente, es que nace para el órgano jurisdiccional la obligación de conocer y resolver el fondo de la controversia. Por ello, para verificar el cumplimiento de los llamados presupuestos procesales, tanto las partes como el Juez, están autorizados para controlar la válida instauración del proceso, advirtiendo los vicios en que haya incurrido el demandante respecto a la satisfacción de los presupuestos procesales…

. (Subrayado y negrillas del Tribunal)

En virtud de los precedentes jurisprudenciales anteriormente transcritos, resulta pertinente destacar que el juicio de admisibilidad comprende la labor de verificación que hace el Juez para determinar el cumplimiento de las características generales de atendibilidad de la pretensión contenida en la demanda, ya que la constatación de su falta impide la continuación hacia la fase cognoscitiva del proceso.

Ahora bien, observa este Tribunal que la reclamación invocada por la ciudadana R.D.M.R., en contra de las ciudadanas M.d.J.N.d.A. y L.J.N.A., se patentiza en el cumplimiento del contrato de opción de compra-venta celebrado entre las partes, autenticado por ante la Notaría Pública Cuarta del Municipio Baruta del Estado Miranda, en fecha 10.10.2012, bajo el N° 40, Tomo 154, de los Libros de Autenticaciones llevados por esa Notaría, el cual tiene como objeto el bien inmueble constituido por el apartamento N° 0604, situado en el piso 06 del Edificio N° 06 del Conjunto Residencial Mucuritas (Terraza G), ubicado en la Urbanización J.A.P. (UD-4), Caricuao, Parroquia Antímano, Municipio Libertador del Distrito Capital, en virtud del alegado incumplimiento de la parte demandada en suscribir el contrato definitivo de venta en los términos pactados en el referido contrato de opción de compra-venta, sin que tal documental que sirve de fundamento a su pretensión haya sido acreditada conjuntamente con el libelo de la demanda.

En este contexto, las cargas procesales son aquellas obligaciones originadas durante el proceso que corresponden a cada una de las partes, cuya falta de cumplimiento origina la pérdida de un derecho.

En lo que respecta a la noción de carga procesal, el procesalista H.C., ha esgrimido lo siguiente:

…Una de las tareas más arduas en la ciencia del proceso, durante los últimos tiempos, ha sido desprender el concepto de carga, bautizarlo y darle vida propia diferenciándolo del concepto de obligación. El problema de la carga estuvo conectado previamente al carácter de las actividades realizadas por las partes. Primero se dijo, conforme a la teoría de la relación procesal, que carecerían de obligatoriedad, que eran, por tanto, facultativas. El actor puede probar y caso de no hacerlo se sometía al riesgo que la falta de prueba acarrea, casi siempre, la desestimación de la demanda. Desde otro punto de vista se afirmó que en la actividad procesal, en su conjunto, sobre todo en cuanto a los actos, debía hacerse una distinción entre actos obligatorios, como la contestación y la prueba, y los actos facultativos, como la demanda y los recursos. Para despejar esta compleja naturaleza de la actividad de las partes, surgió una teoría intermedia entre la facultad y la obligación, que es la carga procesal, desarrollada ampliamente por procesalistas modernos, especialmente por Goldschmidt y Carmelutti. Según este principio, las partes cumplen numerosas actividades en beneficio propio ante el riesgo de perder las oportunidades que la ley les proporciona. Así, la ley no obliga al perdidoso a apelar de la sentencia desfavorable, pero si no lo hace, el fallo que lo condena adquiere valor de cosa juzgada y en consecuencia sufrirá la ejecución en sus bienes. Pero es necesario señalar que no todas las actividades que las partes despliegan en el proceso tienen el carácter de carga y existen realmente derechos, deberes y obligaciones…

. (Cuenca, Humberto. Derecho Procesal Civil. Tomo I. Ediciones de la Biblioteca; Caracas, 2000, páginas 273 y 274)

Así las cosas, los instrumentos fundamentales de la pretensión contenida en la demanda, son aquéllos de los cuales se deriva inmediatamente el derecho deducido, los cuales deben producirse con el libelo, por mandato expreso de lo establecido en el ordinal 6° del artículo 340 del Código de Procedimiento Civil, siendo de vital importancia por la necesidad de verificar la idoneidad de la acción de cumplimiento de contrato escogida por el accionante para dilucidar su pretensión.

Pues bien, la preclusividad de la oportunidad en presentar los instrumentos fundamentales, tiene como objetivo primordial mantener a las partes en el goce efectivo de sus derechos constitucionalizados, entre los que se encuentran la igualdad ante la Ley, el derecho a la defensa y a la garantía de un debido proceso, consagrados en los artículos 21 y 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ya que cuando el actor ejercita su derecho de acción y eleva ante el órgano de administración de justicia la pretensión contenida en la demanda para que a través del proceso se dilucide, el título que le sirve de sustento a su reclamación, necesariamente debe ser oponible frente a quién se imputa la prestación inobservada (demandado), para que así pueda contradecirla en todo o en parte, de considerarlo necesario, o convenir en ella absolutamente o con alguna limitación, así como expresar las razones, defensas o excepciones perentorias que creyere conveniente alegar en protección de sus derechos e intereses.

Por lo tanto, siendo la demanda el acto introductorio del proceso donde se debatirán las pretensiones contrapuestas por cada una de las partes, lógicamente debe suponerse que el momento en el cual debe el actor presentar el título con el cual fundamenta su pretensión debe ser en la oportunidad de interponer la demanda, y no en otro momento, ya que de conformidad con lo previsto en el artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, “…[s]i el demandante no hubiere acompañado su demanda con los instrumentos en que la fundamenta, no se le admitirán después…”.

Por lo antes expresado, juzga este Tribunal que habiéndose presentado el escrito libelar, sin acompañar la accionante el contrato de opción de compra-venta fundamento de su pretensión, es por lo que esta circunstancia conduce a declarar la inadmisibilidad de la demanda elevada al conocimiento de este órgano jurisdiccional, por cuanto la omisión detectada imposibilita analizar la verosimilitud del derecho reclamado. Así se declara.

- III -

DECISIÓN

En virtud de los razonamientos precedentemente expuestos, este Juzgado Décimo Noveno de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, administrando Justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara INADMISIBLE la pretensión de Cumplimiento de Contrato de Opción de Compra-Venta, deducida por la ciudadana R.D.M.R., en contra de las ciudadanas M.d.J.N.d.A. y L.J.N.A., de conformidad con lo establecido en el artículo 341 del Código de Procedimiento Civil, en concordancia con lo previsto en el artículo 434 ejúsdem.

No hay condenatoria en costas, dada la naturaleza del presente fallo.

Publíquese, regístrese y déjese copia. Cúmplase lo ordenado.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho del Juzgado Décimo Noveno de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, en la ciudad de Caracas, a los veintiún (21) días del mes de mayo del año dos mil trece (2.013). Años: 203° de la Independencia y 154° de la Federación.-

El Juez Titular,

C.L.G.P.

La Secretaria Titular,

G.d.V.S.P.

En esta misma fecha, se publicó, registró y dejó copia de la anterior sentencia, siendo la una y veinte de la tarde (1:20 p.m.).

La Secretaria Titular,

G.d.V.S.P.

CLGP.-

Exp. Nº AP31-V-2013-000705

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